“El Caballo de Troya” de Erdogan en Macedonia
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Por Alon Ben Meir y Arbana Xharra
El Presidente de Turquía, Erdogan, no oculta su ambición de extender sus alas neo-otomanas por todos los Balcanes. Él ve a Macedonia como otro satélite turco en ciernes, que lamentablemente el gobierno macedonio parece haber adoptado sin evaluar cuidadosamente las ramificaciones adversas a largo plazo. Muy pocas voces albanesas en Macedonia tienen el coraje de criticar públicamente a Erdogan, temeroso de convertirse en blanco de amenazas e insultos por una enorme máquina de propaganda dirigida por muchos de sus conmilitones. Erdogan ha sido extremadamente exitoso al influenciar a la mayoría de los albaneses en el país, muchos de los cuales lo consideran su único y confiable líder.
Durante más de una década, Erdogan ha invertido fuertemente en la difusión de su influencia entre los albaneses, construyendo mezquitas y escuelas turcas, financiando medios de comunicación, instituciones religiosas y, más recientemente, partidos políticos, que están directamente controlados por sus colaboradores más cercanos y han aumentado drásticamente su influencia sobre la comunidad albanesa.
Cualquiera que se atreva a criticar a Erdogan o discutir sus ambiciones personales en Macedonia es atacado públicamente por la “brigada de Internet” como un islamófobo o traidor.
“Fui personalmente el blanco de estos ataques dos veces”, dice Xhelal Neziri, un experimentado periodista de investigación de Macedonia. “No pueden evitar que diga la verdad, pero es un hecho que muchos de mis colegas no quieren hablar sobre este tema, debido a las ‘amenazas de linchamiento’”.
La mayoría de los albaneses en Macedonia se identifican a sí mismos como musulmanes y no por su identidad nacional albanesa. Hay voces dentro de estos fanáticos grupos religiosos que dicen que los albaneses no deberían reconocer a la Madre Teresa como a una santa, a pesar de que ella era albanesa de Macedonia, porque ella no representa los intereses de la comunidad musulmana. El número de aquellos que creen que otros héroes nacionales albaneses como Gjergj Kastrioti ‘Skenderbeg’, que dirigió una rebelión contra el Imperio Otomano en el siglo XV, no deberían ser reconocidos por ser cristianos, está aumentando rápidamente.
En comparación con otros Estados balcánicos en los que viven los albaneses que no consideran que la religión sea un factor dominante en sus vidas, los albaneses en Macedonia son los más acérrimos partidarios de Erdogan y su agenda islámica. La estrategia de Erdogan para restaurar la influencia de Turquía en los Balcanes, similar a la que alguna vez gozó el Imperio Otomano, tuvo un éxito temprano con los albaneses en Macedonia.
Casi dos tercios de la población en Macedonia son macedonios cristianos étnicamente ortodoxos, y el otro tercio de la población son predominantemente musulmanes albaneses. En 2001, las tensiones entre los dos grupos se intensificaron hasta convertirse en un conflicto armado entre las fuerzas de seguridad del gobierno y el Ejército de Liberación Nacional de Albania (NLA, por sus siglas en inglés).
El conflicto fue efímero y terminó con el Acuerdo Ohrid, un tratado de paz que vio a los comandantes del NLA renombrados como políticos legítimos, obteniendo derechos sociales y políticos mejorados que fueron otorgados a los ciudadanos albaneses de Macedonia. Si bien las hostilidades armadas terminaron hace casi 17 años, las relaciones entre los diferentes grupos todavía son muy difíciles.
Los albaneses están en desventaja y descuido, y continúan sufriendo de desigualdad. Macedonia negó sus derechos humanos básicos. El idioma albanés no fue reconocido hasta marzo de 2018, cuando el Parlamento de Macedonia aprobó una ley que ampliaba el uso oficial del idioma albanés, a pesar de las protestas masivas macedónicas por parte de la oposición derechista.
Los eslavos y los albaneses del país todavía viven en gran parte separados y no disfrutan de los mismos derechos. Erdogan ha utilizado los problemas étnicos y políticos entre macedonios y albaneses como una “oportunidad de oro” para presentarse como el mayor defensor de los albaneses. Mientras tanto, todas las inversiones económicas y acuerdos comerciales de Turquía se centran en el lado macedonio.
Según el Banco Mundial, en 2016 las exportaciones de Turquía a Macedonia totalizaron 378 millones de dólares y las importaciones ascendieron a 82,6 millones de dólares. El Instituto de Estadística de Turquía (TÜİK) informa que alrededor de 100 empresarios turcos actualmente tienen inversiones por valor de 1,2 mil millones de euros (1,47 mil millones de dólares) en Macedonia. Estas inversiones se centran en las partes donde viven los macedonios, mientras que en el lado albanés, Erdogan ha invertido en instituciones religiosas para promover su agenda islámica.
Erdogan ha utilizado a los albaneses como una carta de triunfo en sus inversiones económicas y financieras en Macedonia. De esta manera, pretende garantizar la estabilidad del Estado macedonio convirtiendo el problemático nacionalismo albanés en una fuerte identidad islámica entre los albaneses.
En discursos públicos, Erdogan ha coqueteado repetidamente con funcionarios corruptos del gobierno macedonio. Dijo que Turquía y Macedonia comparten un vínculo de hermandad y que “Turquía siempre estará del lado de Macedonia”.
“Para nosotros, Ankara y Skopje no tienen diferencias y nunca dejaremos a nuestros hermanos solos, siempre estaremos con ellos, y siempre los ayudaremos y los respaldaremos”, dijo Erdogan en febrero de 2018.
En una conversación con Artan Grubi, un parlamentario en Macedonia que representa al mayor partido político albanés (la Unión Democrática para la Integración, BDI), declaró que “la influencia del actual gobierno turco en el escenario político en Macedonia es indudablemente seria y presente”.
Erdogan lo hace “a través de ayuda financiera del gobierno, intercambio cultural, [y] sirviendo como un modelo a seguir [para inspirar] partidos políticos y políticos como la recientemente establecida entidad BESA”, dijo Grubi, quien agregó que el partido que él representa no permitirá influencias marginales para desviarlos de su camino proyectado de integración en la OTAN y la UE.
El Movimiento BESA es un partido político en la República de Macedonia fundado en noviembre de 2014 por Bilall Kasami y Zeqirija Ibrahimi, editor en jefe de la revista Shenja, que es uno de los medios de comunicación más pro-Erdogan en Macedonia.
Los líderes de este partido político niegan tener vínculos directos con Turquía, pero siguen abiertamente la línea de Erdogan. En sus primeras elecciones, hace tres años, ganaron cinco escaños en el Parlamento. Enviamos preguntas a los líderes de BESA, pero ellos no respondieron.
El Profesor Ymer Ismaili, una de las voces más críticas en Macedonia, declaró públicamente durante las últimas elecciones en 2016 que el “Movimiento BESA es una secta religiosa con la misión abierta de difundir la agenda islámica de Erdogan entre los albaneses en Macedonia”.
En una conversación con nosotros, Ismaili dijo que los ciudadanos albaneses en los Balcanes (especialmente en Macedonia) son el “blanco” favorito de Erdogan debido a su religión, pobreza y analfabetismo educativo funcional. “¡El erdoganismo quiere la neo-invasión de los Balcanes, no con medios militares sino con medios financieros y religiosos para socavar la Europa ‘cristiana’! En este ‘trayecto’ en ciertas situaciones, su aliado político-geoestratégico es la Rusia de Putin. Ambos están unidos en su culto personal y su misión: ambos son ‘dictadores’ y ‘anti-occidentales’”, dijo Ismaili.
Muchos emigrantes albaneses, después de la Segunda Guerra Mundial y el establecimiento del régimen comunista, huyeron a países de Europa Occidental o EEUU para encontrar trabajo o solicitar asilo político. “Casi todas las familias albanesas tienen un miembro en Occidente y obviamente pueden distinguir entre lo que Occidente tiene para ofrecer, cultural, política y en derechos humanos, y lo que Erdogan puede proporcionar”, dijo Neziri. Sin embargo, continúan siendo manipulados por Erdogan.
La Agencia de Cooperación y Coordinación de Turquía (TİKA), la agencia de ayuda del gobierno turco, mantiene una oficina en Skopje dotada de un coordinador de país y completó casi 600 proyectos en Macedonia a finales de 2017.
Yunus Emre, la agencia de promoción cultural del gobierno turco, también está activa en Macedonia. Según Turkish Minute, “está claro que Erdogan está presionando a todas las agencias gubernamentales para que se centren en [Macedonia] con todo tipo de esquemas, desde la construcción de mezquitas hasta el establecimiento de escuelas como parte de un gran diseño para crear un Estado vasallo que será leal a su gobierno islamista”.
Sin duda, la “arremetida pacífica” de Erdogan contra Macedonia tiene un sólo propósito: dominar el país bajo el disfraz de una larga historia de relaciones fraternales. Este es el moderno “Caballo de Troya” de Erdogan, y los albaneses en Macedonia deben darse cuenta de que inconscientemente están cayendo en su trampa.
Alon Ben-Meir es Profesor de Medio Oriente del Center for Global Affairs de la Escuela de Estudios Profesionales de la Universidad de Nueva York (NYU-SPS).
Arbana Xharra es autora de una serie de informes de investigación sobre los extremistas religiosos y la agenda islámica de Turquía que opera en los Balcanes. Ha ganado numerosos premios por su informe, y fue galardonada en 2015 con el Premio Internacional de Mujeres de Coraje del Departamento de Estado de EEUU.