Diyanet: El vehículo islámico de Erdogan hacia los Balcanes
- See the English translation
- See the Turkish translation
- See the French translation
- See the Albanian translation
Por Alon Ben Meir y Arbana Xharra
Una cartelera en un sitio de construcción, con una foto de una mezquita de estilo otomano con cuatro minaretes y la bandera de Turquía, se erigió recientemente en el centro de Pristina, la capital de Kosovo. Con menos de 2 millones de personas, Kosovo, que declaró su independencia de Serbia en 2008, es el hogar de más de 800 mezquitas. Ahora la Comunidad Islámica de Kosovo está construyendo la “Mezquita Central” a un costo estimado de 35-40 millones de dólares. La Dirección de Asuntos Religiosos de Turquía (Diyanet) está financiando el proyecto.
El Diyanet también financió la construcción de una mezquita similar en una parcela de 10.000 metros cuadrados en la calle George W. Bush en Tirana, Albania, la mezquita más grande de los Balcanes, junto con docenas de otras mezquitas en los países vecinos. El presidente de Turquía, Erdogan, puso en la esfera dos organizaciones estatales, Diyanet y la Agencia de Desarrollo de Turquía (TIKA), como vehículos a través de los cuales Turquía podría aumentar su influencia islámica en los Balcanes.
Diyanet es la institución oficial del Estado cuya función es “ejecutar las obras relacionadas con las creencias, el culto y la ética del Islam, informar al público sobre su religión y administrar los lugares sagrados de culto”. Diyanet también es responsable de los asuntos religiosos de la diáspora turca. Solo en Alemania, administra 970 mezquitas con imanes entrenados por la organización.
Austria fue el primer país en darse cuenta de que las mezquitas construidas con el dinero de Erdogan se utilizan con fines políticos para promover su agenda islámica. En junio de 2018, el canciller Sebastian Kurz ordenó el cierre de siete mezquitas construidas por Diyanet y deportó a 60 imanes y sus familias vinculadas a Turquía como parte de la “lucha contra el islam político”.
En febrero de 2016, las autoridades alemanas revelaron que los clérigos de la organización estaban involucrados en espionaje contra los seguidores de Gülen. Hace dos años, Cumhuriyet, un periódico turco independiente, informó que Diyanet era muy activo en la recopilación de inteligencia, específicamente sobre las actividades de los simpatizantes de Gülen en 38 países de Europa, incluidos Alemania y los Balcanes. Las acusaciones de espionaje por parte de la organización han existido desde la década de 1990, pero estas revelaciones apuntaban a operaciones mucho más extensas de lo que se pensaba anteriormente.
Mientras tanto, Diyanet ha extendido su programa religioso a países cuya conexión con la historia otomana es tenue al construir más de 100 mezquitas fuera de Turquía. El presidente de Diyanet, Ali Erbaş, dijo que tienen relaciones extremadamente sólidas con los países balcánicos y destacó que esta cooperación continuará en el futuro, especialmente en relación con la educación religiosa, los servicios y las publicaciones. Enfatizó la importancia y la afinidad de Turquía con los Balcanes y agregó: “Los Balcanes tienen un lugar especial para nosotros. Nuestros lazos históricos continuarán como lo han hecho en el pasado”.
Irónicamente, mientras que la mayoría de los países balcánicos sufren de desempleo, falta de inversiones extranjeras y pobreza rampante, las inversiones de Erdogan se centran en mezquitas e instituciones educativas religiosas en un momento en que la tasa de desempleo de Kosovo es del 30%.
Lulzim Peci, ex embajador de Kosovo en Suecia y director ejecutivo del Instituto de Investigación y Desarrollo de Políticas de Kosovo (KIPRED por sus siglas en inglés), es una de las voces más críticas en Kosovo contra el esquema político islámico de Erdogan. Está de acuerdo en que las mezquitas construidas en Kosovo son establecimientos políticos para promulgar la visión islamista de Erdogan. “En el caso de Kosovo y Albania, las decenas de millones de dólares invertidos en la construcción de mezquitas tienen que ver con el símbolo de la supremacía e influencia turca, no solo religiosa sino también política”, dice Peci.
Las enormes inversiones de Erdogan en el simbolismo otomano están diseñadas para influir en la mentalidad de la población de Kosovo y aumentar los sentimientos pro turcos e islamistas sobre las generaciones presentes y futuras. La ideología islámica que promueve Diyanet causó indignación generalizada incluso en Turquía. Diyanet afirmó que las niñas pueden quedar embarazadas y, por lo tanto, casarse a la edad de 9 años, y los niños a la edad de 12 años. Por lo tanto, las preocupaciones sobre las actividades de Diyanet no se limitan a la construcción de mezquitas, sino a su influencia cultural y social basada en el Islam radical.
Un día después del fallido golpe de Estado en Turquía, una multitud de albaneses y bosnios en Macedonia, Bosnia, Albania y Kosovo se manifestaron en apoyo de Erdogan y su gobierno. “Esto visualizó claramente el potencial y los mecanismos que Erdogan tiene en los Balcanes y la Diáspora, sobre los cuales capitaliza y usa cuando quiere”, dice Xhemal Ahmeti, un historiador y experto en temas del sudeste europeo.
“Desafortunadamente, las mezquitas albanesas están confirmando así la tesis de la islamista suiza Saida Keller-Messahli en su libro Centrifugadora islámica en Suiza, donde las mezquitas albanesas de hecho son centros radicales que sirven a este tipo de agenda islámica para la radicalización de los musulmanes albaneses en favor de la política de Erdogan”, dice Ahmeti.
Visar Duriqi, un periodista de Kosovo especializado en asuntos religiosos, dijo que el proyecto para la construcción de la mezquita con fondos turcos envía un mensaje político claro de Erdogan en el sentido de que tiene control sobre esta región. “Kosovo”, dice Duriqi, “es un país que no necesita más edificios religiosos, ciertamente no los financiados por Erdogan”.
Las mezquitas se utilizan cada vez más para difundir las ideologías políticas islámicas hasta un punto donde solo queda espacio limitado para las oraciones reales. “Ya no se trata de si esos establecimientos son necesarios, porque el objetivo es construir lo más posible para fortalecer la influencia política de los países del Medio Oriente y la Turquía de Erdogan”, dice Xhelal Neziri, un experimentado reportero investigador de Macedonia.
En los países con una mayoría de población cristiana en los Balcanes, como Serbia, Macedonia y Croacia, Turquía está invirtiendo en grandes proyectos de desarrollo, mientras que en Albania las inversiones están dirigidas principalmente a la creación de institutos religiosos islámicos. “Se ha demostrado que la influencia más poderosa y sostenible en esta región, especialmente entre los albaneses, se realiza precisamente a través de la instrumentalización de la religión”, dice Neziri.
Sin duda, cualquiera que apenas siga las ambiciones de Erdogan en los Balcanes no puede escapar a la conclusión de que el líder turco tenía una agenda islámica específica y bien articulada con la cual está decidido a afianzar la psique del pueblo balcánico construyendo mezquitas y nombrando imanes que siguen su doctrina. Es parte integral de la visión de Erdogan de restaurar elementos del Imperio Otomano bajo su liderazgo.
El propio Erdogan y muchos otros funcionarios turcos han hablado abiertamente sobre su sueño de que para 2023, el centenario de la Turquía moderna, el país disfrutará del dominio y la influencia que alguna vez tuvieron los otomanos. Erdogan usa a Diyanet como uno de sus vehículos principales para ese fin.
Para los Estados balcánicos, esto sin duda resultará ser una pesadilla a menos que eviten que Erdogan los explote en nombre de Alá, mientras degradan al Islam, al servicio de su plan amenazador a largo plazo.
Alon Ben-Meir es Profesor de Medio Oriente del Center for Global Affairs de la Escuela de Estudios Profesionales de laUniversidad de Nueva York (NYU-SPS).
Arbana Xharra es autora de una serie de informes de investigación sobre los extremistas religiosos y la agenda islámica de Turquía que opera en los Balcanes. Ha ganado numerosos premios por su informe, y fue galardonada en 2015 con el Premio Internacional de Mujeres de Coraje del Departamento de Estado de EEUU.