All Writings
enero 2, 2019

La rivalidad islámica de Gülen y Erdogan, y sus consecuencias

Por Alon Ben Meir y Arbana Xharra

Hasta hace cinco años atrás, Fethullah Gülen y el presidente de Turquía, Erdogan, fueron aliados que se apoyaban entre sí. Ambos, utilizaron el Islam como base para sus doctrinas, cuestión que los hizo ideológicamente distintos del estadista revolucionario y secularista, Mustafá Kemal Atatürk, fundador de la Nueva República de Turquía en 1923.

En este caso, históricamente, las dos orientaciones islámicas de Erdogan y Gülen fueron opuestas entre sí. El movimiento inspirado por Gülen, asume y practica una versión suní del Islam, abierta al diálogo con otras religiones y la creencia en los cambios que se logran a través de la educación. Por el contrario, Erdogan y su Partido de Justicia y Desarrollo (AK) abraza el Islam político, adoptado mayoritariamente por los Hermanos Musulmanes suníes, con la creencia de lograr cambios desde la cima, cuestión que efectuaron por medio de la usurpación autoritaria, que obligó a las personas a cambiar a través de los poderes del Estado.

En 2011, Erdogan funda el partido de Justicia y Desarrollo (AK), y para el siguiente año electoral, el partido gana una mayoría relativa, convirtiéndola en Primer Ministro. Su compromiso de hacer de Turquía un modelo de democracia Islámica acoplada con sus propuestas de desarrollo económico y reformas sociopolíticas, le valieron el apoyo abrumador del pueblo turco, incluyendo los seguidores de Gülen.

Durante los siguientes siete años, la administración de Erdogan se enfocó primeramente en el desarrollo económico inclusivo para satisfacer las necesidades extremas de los distritos pobres y menos educados, que comprende casi la mitad de la población turca. Con el desarrollo económico en marcha, Erdogan se embarcó en las reformas sociales y democráticas, incluyendo la subordinación militar bajo la autoridad civil y el reconocimiento de los derechos de las minorías, incluyendo a los turcos kurdos. Su habilidad para lidiar con estos frentes críticos, le permitió consolidar su poder y direccionarse hacia la siguiente fase para lograr la primera Agenda Islámica.

Estas reformas iniciales, crearon un alto nivel de confianza entre el gobierno del Partido AK y el pueblo turco, en conjunto con el Movimiento Hizmet, quienes al principio creyeron que el Partido AK sería capaz de frenar la corrupción e instituiría reformas democráticas que fueron negadas por gobiernos anteriores.

Para Erdogan, como él mismo afirmó: “La democracia es como un tren; una vez que llegas a tu destino, te bajas” su mejor fachada fue la continuación de negociaciones sobre el estatus de membrecía en la Unión Europea, aunque no existía la posibilidad de que Turquía se convirtiera en un Estado miembro de la UE, ni se estaba negociando de buena fe, ya que eso sería incompatible con su Agenda Islámica.

Por su parte, el Movimiento Hizmet no tiene una estructura formal, una organización visible y tampoco posee una membrecía oficial, sin embargo, se ha convertido en la mayor red musulmana del mundo. El movimiento Hizmet está dedicado a la promoción de la educación y el desarrollo de proyectos para el bien común. Sus partidarios sostienen que simplemente trabajan juntos en una alianza libremente afiliada, que está inspirada en el mensaje del Sr. Gülen.

Desde su exilio auto impuesto en 1999, Gülen ha construido un impresionante imperio empresarial. “Sus redes de medios de comunicación en Turquía y en el extranjero se han vuelto cada vez más poderosas, sus escuelas fueron preparando a la siguiente generación… sus bancos facilitaron el movimiento y la transferencia de fondos… dónde los asuntos financieros de algunos países son gobernados por principios islámicos”, Reportó Deutsche Welle. A pesar de la represión de Erdogan sobre las finanzas de Gülen, miles de empresas dentro y fuera de Turquía, así como cientos de miles de seguidores, continúan contribuyendo generosamente a la financiación de Hizmet.

Fethullah Gülen abandona Turquía en 1999, en un momento en el cual se encontraba bajo investigaciones por socavamiento del gobierno, el cual, en este punto, estaba todavía firmemente bajo el control de la élite secular de Turquía y respaldada por el ejército. En los años 2000, durante su ausencia, fue hallado culpable de conspiración para derrocar al gobierno, a través de la incorporación de funcionarios públicos en varias oficinas gubernamentales, una acusación que él niega con vehemencia y que luego lo perseguiría bajo el régimen de Erdogan.

Antes de 1999, Gülen operaba dentro de una Turquía constitucionalmente secular, y durante las últimas cuatro décadas sus partidarios se habían disgregado en todas las instituciones turcas. Sus defensores lo denominaron “el gurú del Islam moderado”, destacado por su humanitarismo mientras promovía su ideología a través de una red de escuelas de alto rendimiento en Turquía y otros 140 países. Mientras Gülen formaba a la juventud con ciencias e idiomas extranjeros, Erdogan no estaba tan interesado en la educación que refleja su base, compuesta en gran parte por los pobres y menos educados.

Erdogan nunca confió en Gülen, pero inicialmente decidió cooperar con él para ganar el apoyo de sus seguidores. Pero una vez solidificadas sus bases y gradualmente asumidos sus poderes dictatoriales, por medio de enmiendas constitucionales, se encontraba en posición de acabar con sus rivales (entre ellos su jefe Güllen) para llevar a cabo su más anhelado sueño: establecer un califato, mientras revivía, a su vez, los antiguos elementos del Imperio Otomano.

Las intenciones de Erdogan fueron ejercer influencia sobre los gobiernos en el mundo, especialmente en África y Asia Central y cerrar las escuelas afiliadas a Gülen en estos países. “Cuando observamos las declaraciones de Erdogan y los documentos publicados en los últimos años, podemos decir fácilmente que a Erdogan nunca le ha agradado Gülen” Nos dice Sitki Ozcan un reportero norteamericano de Zaman Amerika.

Aydogan Vatandas, un periodista investigador de Turquía, dice que la razón principal de que el liderazgo del movimiento de Gülen fracasara en detectar las verdaderas ambiciones de Erdogan, se debe a su creencia en que la subordinación militar hacia los civiles y la limitación judicial no tendría dramáticos efectos adversos para la democracia turca. “Fue un error creer que la debilidad de estas instituciones las conduciría hacia una emergencia democrática.” De acuerdo con él, Erdogan ha consolidado su poder para remodelar la sociedad, lo que le llevó a la completa limpieza del movimiento de Gülen de la sociedad turca.

Desde el fallido intento de golpe de Estado en julio del 2016, cerca de 445.000 personas han sido objeto de procedimientos legales por falsos cargos de pertenencia al movimiento de Gülen, incluyendo jueces, profesores, oficiales de policía, y periodistas, mientras se secuestran más de 100 presuntos miembros del movimiento de Gülen en otros países.

Nazmi Ulus, el representante del movimiento de Gülen en Kosovo, dijo que, aunque el movimiento mantiene sus escuelas (Mehmet Akis Colleges) y estas sostienen sus actividades, las mismas no se sentirán a salvo por mucho tiempo más, especialmente a la luz de los 6 secuestros de turcos que vivían en Kosovo el pasado mes de marzo. “Reflexionando sobre la gente de Kosovo, si, podemos asegurar que están a salvo, pero considerando la autoafirmación… y también la habilidad (de chantaje de Erdogan)… que opera en la región, es imposible decir, si, estamos a salvo”.

Aunque Erdogan estuvo cerca de tener la capacidad de destruir el movimiento Hizmet en Turquía, cientos de miles de partidarios están todavía arraigados en instituciones privadas y gubernamentales y están bien integrados en estos países, incluyendo Estados Unidos, que está fuera de su alcance.

La rivalidad entre Erdogan y Gülen sugiere que a pesar de los esfuerzos de Erdogan por desestabilizar el movimiento Hizmet, terminará en el lado perdedor, La mayoría de la población turca ha sufrido mucho por las purgas y las brutales violaciones a los Derecho Humanos, en conjunto con el alarmante deterioro de la economía. Erdogan se ha vuelto cada vez más impopular.

No obstante, a diferencia de Erdogan, con quien la historia no tendrá piedad, Fethullah Gülen disfruta de una posición no escogida y será profundamente reverenciado por sus seguidores, en tanto viva, y aún después de su muerte. Su filosofía islámica de orientación social y su servilismo humanitario trascenderán la política islámica de Erdogan, la cual disminuirá una vez que éste abandone la palestra política.

TAGS
Sin categoría
SHARE ARTICLE